Somos naufragio
que espera.
Ese soplo que me pega
en la espalda.
Ese soplo, que a veces
es viento, ráfaga y silencio.
Ese alguien, ese algo,
esa nada que es pábulo
a mis velas.
Elevas mi frente, despiertas
ese instinto que tiembla
en el envés de mi cáscara.
Máscara de un barco que vuela
sin bitácora, y se pierde en lontananza.
Alianza sin dedo, sin rumbo,
mar ni mapa, ni lecho que descansa.
Remansas mi angustía, de mi hoguera
leño, arrullo que llama al sueño.
Pequeño pájaro que vuela,
que vaga al son de ningún timón,
que confía su suerte
a la vana esperanza.
Semblanza es esta, testimonio
de un querer, de un vivir
sin gobierno ni patrimonio.
Ese soplo que me pega
en la espalda, ¿Dónde me llevará?
Donde él quiera. Perdí la voluntad.