A una mujer amé, y me hizo trizas,
y desde ahí empecé a morir muy lentamente,
hoy de ese amor sólo quedan cenizas,
y su recuerdo clavado aquí en mi mente.
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La quise odiar pero se rebeló mi ser
al recordarme cuál ha sido mi origen:
"provienes tú también de una mujer,
aléjate nomás de las que fingen".
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Desde entonces vago con la esperanza
de hallar amor, sin haberlo encontrado,
en donde lo busqué sólo hubo desconfianza.
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Sigo, buscando, mi búsqueda me desespera,
¿la encontraré algún día? no lo creo,
mas el corazón me dice: "alguien te espera".
24/05/1967