Santiago Esquivel

Agh.

 

Agh.

 

Me tomas, me acaricias metafóricamente y me lanzas al fuego. Yo me quemo y no haces nada. No intentas detenerlo. Un suspiro comienza a sollozar, hace tiempo no sentía tanta pena. Vuelves para volver a irte, Sonrio medio segundo para volver entristecerme, me lleno de vida para volver a quedar vacío. Más preguntas nacen en los hemisferios de mi mente ¿Por qué? ¿Por qué te vas de nuevo? ¿Acaso no sentías la anacronía fluyendo por tus venas?. Habían pasado muchos días y muchas noches, nos distanciamos como nunca, yo te esperé, siempre, siempre te esperé, volviste como nunca, y te fuiste como siempre. Me levantaste más alto que las nubes solo para volver a estrellarme fuerte contra el suelo. me desechaste cruelmente como quién bota mierda de perro a la basura. Me diste una respiración solo para volver a dejarme, solitario y náufrago, en lo profundo del mar. Me recordaste cinco minutos para volver a olvidarme una eternidad. Generaste otra metamorfosis, todas mis partículas volvieron a ser translucidas. Un simple chispazo de infinito bastó para destrozarme. Un simple recuerdo tuyo basta para hacerme llorar.
¿Volverás? ¿Acaso no llorabas de la misma forma que lo hacía yo? ¿No somos ambos igual de frágiles? ¿Acaso no sentías algo en la boca del estómago y la garganta?

Agh. Quiero morir.