Hay cosas que nos unen, por ejemplo
ambos fuimos salvados de un diluvio en que todas
las serpientes e higueras fenecieron,
ambos
conseguimos cruzar en el momento oportuno las aguas del Mar Rojo
y sin embargo
tú eres una mujer y a una mujer
no le está permitido desnudarse del todo, siempre habrá
una rama de eneldo que la cubra,
una prenda muy íntima,
un concepto,
yo en cambio
nací en paños menores y todas mis ventanas dan al puerto.
No te extrañe que a veces yo me quede atrapado en el asfalto
mientras tú
disfrutes de otro nombre o te sorprendan
los versos de un poema que no he escrito,
y es que somos así
tan mismos y tan otros que nos cuesta entender que la felicidad
está en las cosas más simples:
sonreír,
decir hola,
o ponerse a contar la golondrinas
que forman un verano.