Aunque el dolor sofoque,
aunque petrifique el miedo,
disolveré este amor sincero
con lágrimas en tu nombre.
No pude detener el tiempo,
en vano engañe a las horas;
al parecer no fue nuestro momento
al parecer soy el único que llora.
Pero el espejismo trajo en su regazo
un punto al final del cuento,
quizás éste no borre lo que siento
pero puede que con su tinta
vierta en mí alma un descanso.
Si la vida está hecha de vivencias,
no habré de negar que con tu mano
escribiste mis más hermosa expericia
y llenaste de amor mis años.
Pero la noche en un ahogado velo
se disolvió fugitiva en lo alto,
y, en fulgor naranja, la mañana
desvaneció los rastros de tu pelo
que yacían sutiles en mí cama.
No pude entender tu juego
si en él un ganador no existe,
yo desgarradamente triste
y tú, dominada por tu miedo,
mira en que te convertiste.
Solo fui la inerte daga
con la cual te lastimaste.
Con crueles recuerdos me usaste,
un simple juguete que te ama.
El viento corre y en su vientre
sabiduría de vida siempre lleva,
todas tus heridas mantendrá presente
y te dirá verdades aunque duelan.
Te dirá que te equivocaste
al partir en dos a tu corazón,
y aunque no hay reglas para el amor,
un sutil detalle olvidaste
es que éste se vive mejor de a dos.