Maribel Félix Medina

Tierra

A ti, puñado de tierra que piso sin darme cuenta,

pasarela del mundo donde gobiernas

la dicha de los hombres y sus tristezas.

Tierra, desgarradora corteza de todo lo que vivimos,

perpetuas pisadas en el camino

que en el camino se quedan.

Orilla de mar… de huellas tu mundo lleno,

de pisadas que han sido caballos encadenados

al débil suspiro de un niño,

carreras de corto recorrido.

Juzgarás por lo que fuimos,

sanarás por lo sufrido,

por esos recuerdos rotos que quedaron tras las piedras

que encontré en tu camino.

Vivirás momentos repetidos,

vilezas sin respuestas inmediatas,

yo me quedo con los versos guardados en bolsillos,

tierra que nunca matas.

Cobijan mis palabras

fragmentos del poema de mi vida,

retales del amor desunidos,

y nostalgias desparramadas

que ahora me vienen a ver,

así, tontamente, sin sentido,

ecos del pasado que revierten a mi ser, y lo dejan aturdido.

Tierra, pedestal de mi vida,

construido con mis penas

y con algunas de mis lágrimas,

con ellas se han ido amasando tus montes

y tus lagunas inquietas,

y me van uniendo a ti, tierra fértil de hombres,

tierra extraña.

Bajo la capa que me cubre

mi éxtasis de amor te muestro,

para volver a sentirte bajo mis pies,

todo me sobra, nada me falta,

solo esa nostalgia de tierra adentro

bajo esta luz que se apaga

y me deja tan vacía,

inerme tierra querida,

    bajo la luna sollozante, blanca