Santiago Esquivel

Des-Apego.

Lloré. Lloré Mucho esta noche. Es de madrugada, hace un frío terrible. Me siento vacío, miserable, solo y sin propósito. Las lágrimas no paran de salir, no paran de deslizarse por mis mejillas para morir acumuladas en mi almohada. Me siento pésimo, por el día no hago más que soportar las lágrimas que quieren escapar de mis ojos cada vez que te veo. A veces, es esporádico e inminente, ocurre en cualquier momento y en cualquier lugar. He llorado mucho hoy. He llorado mucho ayer. Y probablemente llore muchísimo mañana. Lágrimas invisibles se escurre por mis mejillas cada vez que te veo o escucho el timbre de tu voz. Todo lo que tenga que ver contigo me mata, me apuñala, me pisa, me hiere. No, no estoy ni estuve feliz. No, no estoy ni estuve lleno de personas a mi lado. No, no quiero que te vayas. Tu retorno efímero a sido un oasis de alegría infinito en medio de tanto olvido, un pedazo diminuto de una anacronía que de a poco se desgasta. Estoy destrozado. Te quiero, quiero que te quedes, quiero hablar contigo, quiero leerte, escucharte, mirarte, abrazarte, tenerte entre mis brazos para nunca jamás volver a soltarte. Recuerdos disidentes y contradictorios se agrupan y acumulan en mi cabeza. Ya soy parte infinita de tu olvido, ya soy parte infinita de ti. Otra lágrima cae, muerta y triste, en la oscuridad y soledad de mi cuarto. No he repartido jamás recuerdos de nosotros en vano. Cada palabra y verso tuyo me devasta el alma. Jamás quise retomar mi lugar, jamás podré siquiera igualar la mitad de lo que alguna vez fuí contigo. Cariño, ¿Cómo explicarte a ti lo que tengo en el pecho y garganta desde que volvimos a hablar? No lo entenderías y nunca lo entenderás. Tus átomos también erraron su curso y también te cambiaron. El ayer y hoy convergen en nuestros corazones y subconscientes, chocan y se estrellan el uno con el otro cada vez más fuerte. Cariño, yo también estoy roto, yo también tengo el alma destrozada, yo también tengo el corazón herido. Santiago existe solo para intentar no morir de melancolía. La nostalgia me abofetea y me golpea con recuerdos difusos. ¿Recuerdas cuando no pudimos dejar de recordarnos? ¿Recuerdas lo confidentes que éramos? ¿La magia que se escurría cada vez que nos abrazabamos? ¿Nuestras conversaciones interminables y llenadoras hasta la madrugada? Cariño mío, ¿En qué nos hemos convertido? ¿De qué sirve un infinito si viene fecha de defunción?. Me importa una mierda ser o sonar interesante. Te extraño, extraño sentir el timbre de tu voz pronunciando mi nombre, extraño sentarme al lado tuyo sólo para conversar, extraño reirme contigo, extraño los abrazos calentitos que esperaban mi llegada cada mañana. Extraño cada particula y átomo de ti. Te he extraño tanto... mil millones de poemas de poemas han nacido y han muerto por ti. Cariño, ¿Acaso no estás llorando como yo lo estoy haciendo? ¿Acaso no extrañas aquel planeta rojo tanto como yo?. Cariño, ¿Acaso no escuchas mi nombre entre el cántico de los chércanes?. Todo es una completa mierda, te quiero cerca, pero cada vez te alejo más. Estoy tiritando de frío, y aquí, apoyado en la ventana fría de mi cuarto mientas escribo para ti, me doy cuenta de algo. Cariño, cariño mío, tú eres como el frío, me encantas, pero me haces tiritar.