El Lapicero

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Usted extraña dama, es la conjunción de las cosas más ciertas en el amor,  un loto floreciente en el gélido invierno, es la dueña de la silueta que rivaliza con la belleza de una noche mojada; es sensual, cautivante, atípica, tal vez un poco lunática.
Es la costumbre más sincera de los que buscan un peregrinaje, es el anhelo de los que creen en el amor pero no lo entienden, es la dueña de las frases del dulce más crudo, es la musa de los dioses que dejan rastro en el mundo, es esperanza, es la locura, es el silencio de quién duda.
Es la dueña de una cabellera oscura que conecta el cielo al mundo, es la partitura de la luna llena, es la fe del que cree. La espectativa de quién espera, es una sádica, una maquina de volver loco a cualquiera al amar.
Es el tiempo que uno dedica a vivir, es la palabra con la que uno llamaría al destino, la paz en toda guerra; usted es simplemente el suelo ideal de los habitantes de un mundo de ideas, el poema que no se puede decir. La sonata que no se puede oir, un ínfimo regalo para las dudas agnosticas del ser, es la dominadora de todos los deseos que conllevan al pecado, la carcelera de todos los corazones que pretenden amarla, la más cruel de las ironías, la más nítida de las onomatopeyas, una figura retórica, un personaje de una novela erótica, sensual, la chica que va vestida por los ratos del sol, intriga, con un genio del infierno, un pesimismo del purgatorio, pero con el encanto del cielo.