La amistad es como una flor,
muestra su inconfundible belleza,
ramilletes de alegría y color.
La amistad es como una joya,
revestida de la riqueza interior,
se mantiene con una llave en el corazón.
La amistad es un regalo del corazón,
tesoro real de personas bendecidas,
almas fraternas en el amor de Dios.