Pepe Golpe y Nicolasa Ruiseñor.
Ahora que un ruiseñor bendice mis pasos.
Me siento triste y feliz, dulce y amargo.
¡Cómo duele! Lastima e incómoda.
Cómo una espina enterrada en la uña, un clavo en la rodilla o una piedra en el puto zapato.
Sí, estar seguro de que te aman duele porque los poetas no sabemos más que de comienzos y de finales.
Lo más dulce y lo más tierno es qué tú me creas.
Temo quebrarte o aplastarte hermoso ruiseñor.
Púes soy Pepe Golpe y al golpe temo también yo.
Por eso siendo cuervo, también vuelo pero yo más bien siempre huyendo.
Te amo con tanta fuerza y con toda la razón.
Por ti me convertiré en ancla…
Y del otro lado del mundo, donde tú me esperas contigo me quedaré.
Lo prometo corazón.
Porque aunque no me entiendas en mi idioma:
Ruiseñor, amo tu alma más que tu cuerpo.
Porque el cuerpo es aún más breve que nosotros dos.
No temas a tener bajo tus alas más otoños que yo.
Te lo prometo, te amo tanto, tanto, lo sé.
Y sé también que ¡nadie!, ¡nadie! Lo digo sobrado de orgullo…
Sobrado de ego y sobre todo de lágrimas.
Nadie mi amor, lo había merecido más.