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CAMINANTE

    Quien ha tenido la suerte de alcanzar la libertad, no puede por menos, que sentirse un caminante. El buen caminante, sentirá con alegría e interés el contemplar con los ojos bien abiertos, cuanto está a su alrededor, de ese modo, podrá guardar las sensaciones en su mochila compañera de viaje... El buen caminante, es preciso que tenga alma de  vagabundo, y una gran entereza, con la finalidad de evitar atar su corazón a cualquier situación... En su interior, anida una fuerza muy grande que le obliga a cambiar de paisaje con frecuencia... Dada su condición de luchador nato, se limitará a esperar el nuevo amanecer, para proseguir con la misma ilusión su deseado viaje