Diego Nicolás García Contreras

Pulpa (9)

Recuérdame como soy.

Es sencillo.

Hoy me entrego al brillo de mi alma que me permite viajar por las noches. 

Que no me deja dormir por derroche de nostalgia.

Aún no rompe mi cuello la muy mansa, golpea la mesa en abundancia. 

Con un saco de cerezas, ¡que elegancia!

No me atrae el frac de diplomacia, sin embargo, 

hoy embarre mis manos de higo, y pinte la paredes con pasta de cúrcuma. 

No quise comprar un tarro de pintura, pero estuve una semana comiendo naranjas.

Hasta que me puse reluciente tras las cortinas. 

Y desde allí brotaron mil plantas.

Y nunca más pensé en la plata. 

Y me hice una piedra moledora directamente desde la cantera,

donde ayer flotaba el espíritu del bosque.
 Y hoy se consume en llamas 

Tal vez.

No sé, no lo he ido a ver.

Hoy vuelvo a expeler aromas dulces que recuerdan a la vida porque decido, escribir contigo amigo. 

Te doy la mano para que resumas; para que resistas el humo y te atrevas a emanar.

La luz que hay en tu dicha, semilla de paz.

Vas a lanzarte a la tierra, a desnudarte en el mar y descansar en el viento. 

A acariciar tu solar y blanda primavera, que llega hasta acá, vas.

Hasta las puertas de mi alma sin interpretar.

Que brotó de la pradera,

que extrae el néctar.
 

Que tiene para todos nosotros el dulce fuego que de mi corazón emana. 

Que te va a calentar, y  provocar tersianas.