Abre los ojos
y copia lo que veas.
Luego me cuentas.
Quizás alcances
a ver las mariposas
de la mañana.
También la brisa
llegando con la arena
desde la playa.
Y con la siesta
se cerrarán tus ojos
durante un rato.
En ese sueño
yo seguiré las sombras
de tus pupilas.
Iremos lejos,
por campos y ciudades
para perdernos.
Será en la noche,
el tiempo de los versos
y los poemas.
Y nuestros labios
nos mostrarán el eco
tan bien guardado.
Y algún suspiro
se mezclará en los besos
intercambiados.
Rafael Sánchez Ortega ©
16/08/19