José Luis Barrientos León

Vejez y olvido

 

 

Me he convertido en cuerpo que emigra, de la rudeza a la sombra, de la vitalidad a la calma

Silueta que se aleja al mediodía, para encontrar en la noche la quietud, el cobijo

Me he convertido en murmullo, en palpitar sonámbulo, sin imagen ni espejo

Soy un cuerpo de olvido, de cabellera de nieve que se acaricia en la umbría

 

He caminado a la orilla, partí de la cumbre hasta llegar a la nada

He transformado los pasos, en palabras afónicas, sin esplendor, sin encanto

Me he convertido en un huésped, cuando deseaba ser canto

Hoy melancólico despierto, ante la luz y tu trazo

 

Soy un cuerpo que parte, de la piel seductora a la mirada errante

Me he convertido en susurro, con el ala perdida en el desierto inquietante

He abrazado el olvido, despertando vacío ante mi cuerpo desnudo

Soy sustancia, inmaterial en tu pecho, soy suspiro y quebranto.

 

Hoy abriré las ventanas, me aferrare a la brisa

Cantaré a tu rostro, a tu mirar penetrante

Valiente, cruel, esplendoroso, saludare tu llegada

Y en la quietud de mi espíritu, me entregare a ti

Muerte. Amada