Me he convertido en cuerpo que emigra, de la rudeza a la sombra, de la vitalidad a la calma
Silueta que se aleja al mediodía, para encontrar en la noche la quietud, el cobijo
Me he convertido en murmullo, en palpitar sonámbulo, sin imagen ni espejo
Soy un cuerpo de olvido, de cabellera de nieve que se acaricia en la umbría
He caminado a la orilla, partí de la cumbre hasta llegar a la nada
He transformado los pasos, en palabras afónicas, sin esplendor, sin encanto
Me he convertido en un huésped, cuando deseaba ser canto
Hoy melancólico despierto, ante la luz y tu trazo
Soy un cuerpo que parte, de la piel seductora a la mirada errante
Me he convertido en susurro, con el ala perdida en el desierto inquietante
He abrazado el olvido, despertando vacío ante mi cuerpo desnudo
Soy sustancia, inmaterial en tu pecho, soy suspiro y quebranto.
Hoy abriré las ventanas, me aferrare a la brisa
Cantaré a tu rostro, a tu mirar penetrante
Valiente, cruel, esplendoroso, saludare tu llegada
Y en la quietud de mi espíritu, me entregare a ti
Muerte. Amada