Aunque disfruto mucho la compañía de los seres que amo, también aprendí a amar la soledad
Ese tiempo precioso para mí, de encuentro conmigo, de consentimiento.
Soy de quien más tomo consejos, buenos o malos, soy mi apoyo, luz y sombra.
Me conozco, me contemplo, me reprendo, me mejoro.
La soledad no es mi compañía, la soledad soy yo, es un estado al que me someto porque lo disfruto.
No todos los días deseo ver a alguien o estar en compañía, con mi compañía me basta, al final me considero buena persona.
No es necesario estar triste, por el contrario se puede entrar en un estado de serenidad impresionante,
yo por ejemplo me preparo un café y dejo mi mente vagar en pensamientos.
Muchas veces recreamos nuestra vida ideal, nos vemos a futuro con todo lo que nos haría feliz, otras veces vagamos en aquellas cosas que nos harían inmensamente tristes.
Hoy he decidido vagar en mí.