Mi labio
se yergue estéril...
sobre su tumba fría,
desnudo
el corazón...
el alma yerta,
de amores...
las piedras deslucidas,
de sándalo...
los cálidos temblores,
amores que nacen
de carbón y escoria...
y mueren presos
en grandes celosías,
tras los cristales
el agua presa...
tras los barrotes
de oscura tiza.