No permitas que tu voz se acalle,
no dejes que la tristeza
venza tu mirada,
no desfallezcas aunque las piernas te tiemblen.
No permitas que el silencio
haga eco en el viento
no dejes que la adversidad,
la miseria y el hambre
anide en nuestros corazones;
aferráte al mañana,
sueña, lucha, ama...
pero no te rindas,
eres la continuación de los actos,
eres la continuidad de la vida,
eres el ejemplo del niño
y el continuar del mañana.
Pronto será el amanecer
y entonces
ésta realidad
se enaltecerá en el campo
diáfano y claro
de una patria
que brilla más allá
de las atormentadas horas
que no perecerá
en la pobreza de la noche,
de quienes aniquilan,
torturan y matan
los sueños de un pueblo
que tan sólo ansia
su libertad
y su derecho a vivir,
a existir.