Abro el lienzo perdido de la profunda oscuridad de mi ser
Quien se anime a leerla aténgase a las consecuencias.
No son augurios de muerte ni penumbras eternas
Solo el dolor de un alma atada a sus demonios y ausencias.
No es que tú te hayas ido el dolor que arde
cual fragua incendiaria forjadora de las más firmes herramientas.
Mi espalda soporta el peso de “deberías haber”, que nunca hubieron,
no es solamente el dolor del que tu hayas sido parte.
Al abrir el lienzo que anida en mi pecho
Acepto inefablemente el riesgo de ser pintado por las peores oscuridades posibles;
Ajenas, propias, aquellas que jamás imagine cargar en mi lecho
Pero hoy forman parte de mi esencia, y llevo con amor en todos mis hechos.
No es solo que tú te hayas ido,
no quiero hacerte cargo de un peso que no debes,
Peso que hoy no puedo soportar, y por más que ayuda pido
debo aprender solo a cargar, aunque la fuerza me escasee.
Al abrir el lienzo de mi vida, esas oscuridades que una vez fueron luz en mi camino
son los detalles de una obra maestra, una oda,
Admiración de aquellos que buscan valor para continuar por sus pasillos,
Y envidia de aquellos que creen haber concluido piezas preciosas.
No es que tú te hayas ido lo que me hizo caer
Culparte seria de corazones cobardes.
Te agradezco haberme enfrentado a mis demonios
Aquellos que una vez tú supiste domar.
Sin quererlo, sin intentarlo, las bestias se calmaron,
Entraban en tu presencia, y cachorros podían ser más feroces
que aquellas penumbras una vez me intimidaron
y por años batallamos y sin sueño me dejaron.
Hoy abro el lienzo de mi alma, hoy me enfrento a mis pesadillas
No sé si salga con vida, solo pido me recuerdes con una sonrisa
Quien se anime a leer esto aténgase a las consecuencias, no,
Al escribir esto me atengo a mis consecuencias…
Javier A. Giraud Marsiglia.
12/07/19.