¿Habrá de surgir nuevamente mi voz sin que esta caiga en el olvido?
¿Quién podrá escuchar mi canto en medio del silencio?
Me he sentado a esperar, a esperarte,
entre las ramas de un árbol,
pero tú no vienes,
no me encuentras.
Solamente mi sombra y mis sueños me acompañan,
desapareciendo el tiempo, mi tristeza, la soledad que anidan en mi cuerpo
como agonía y tormento.
Amor,
tú eres la dulce esperanza
del que todavía no ha muerto.