Se fue…,
jurando que cruzo los dedos en todas sus promesas,
excusándose con la teoría de un autor que nunca entendió..,
el capítulo que hablaba de la felicidad,
mandando al carajo lo establecido,
orinando la sopa de que se alimentan los que se dicen ser intelectuales,
por un túnel construido con una cuchara,
se fue..,
como si se hubiera mojado sus pantalones..,
huyendo de vergüenza y reprochándose su timidez se perdió..,
tapándose el corazón,
se fue..,
dejando sus versos más sensibles como garantía que volvería,
se fue..,
adelantando el final de la historia,
con los ojos llenos..,
como no queriendo irse,
confesándose con los dientes apretados,
sacándose las mascara.., mostrando la cicatrices,
se fue..,
con todos sus fantasmas,
enseñándome que una noche puede ser más largas que mil días de rutina,
se fue..,
intentando con su aliento apagar al incendio,
blasfemando a un Dios al que nunca rezo,
en la confusión cuando sonaban las alarmas de un simulacro,
faltando tres letras en el tatuaje de nuestros nombres entrelazados,
a mitad de la ceremonia que los utópicos dicen para siempre..,
se fue..,
ahuyentado los cuervos diciendo que todo saldrá bien,
camuflada de lluvia,
en el suspiro profundo cuando aterriza la rosa en el mármol,
cuando escucho su propia risa,
en la noche que la luna se vistió de plata,
se fue..,
cuando descubrió el pasillo que lo lleva a la puerta de su laberinto,
en el instante que asomo el alba,
a mitad de los planes,
en la canción que siempre termina desafinando,
se fue..,
con la bandera hecha harapos de los que nunca se arrodillan,
dejando su sonrisa en la última foto,
arengando en la derrota irreversible,
se fue..,
sin saber quien fue el primero que huyo,
dejando un vomito como despedida,
incendiando todos los paisajes que contemplaron,
después de clavarle una aguja en el ojo a la luna,
se fue..,
sonriendo con los ojos llenos de una sudestada,
escapando de los cuentos que se venden en las galerías,
con la misma mueca que apareció,
cuando sin tartamudear recito las estrofas de sus miedos,
en el instante que se declaro culpable,
se fue..,
sin dudar que siempre se va arrepentir de la despedida,
para convertirse en un mito,
jugando a las escondidas,
hacia la incertidumbre,
con la certeza que regresa en estas líneas.
Daniel Memmo