Siempre detrás del arado
vamos abriendo la tierra
mirando hacia el horizonte
sembrando semillas nuevas
como aquellos caballeros del alba
que regaban la parda tierra
con el sudor de su frente
y el dolor de sus caderas
haciendo derechos los surcos
para enterrar su pobreza
para dar de comer a sus hijos
ponían el pan negro sobre la mesa
esperando la lluvias tempranas
para germinar sus tristezas
entre los verdes trigáles
escondían su grandeza
gañanes sencillos en amor
quizás torpes en palabras
pero sabios en la experiencia
llevan reliquias en el alma
regalan el corazón si hace falta
y te dan lo poco que tienen
hay calor y fe en su mirada
son esclavos de su tiempo
negros por ese sol que abrasa
muchas arrugas en su frente
pero mucho amor en su casa
casta brava de hombres valientes
que enseñan lo que saben a sus hijos
a ser honrados y tener palabra
a respetar a los mayores
a ser caballeros del alba
yo los mimo con mis versos
a esos hombres sencillos
y desde el fondo de mi corazón
les mando con cariño un beso
siempre detrás del arado
vamos abriendo la tierra
con la pluma y con nuestros labios
que en el alma la semilla encierran...