En sus profundas aguas
calmas
y a veces impetuosas,
una fiebre amorosa en lo profundo se pierde
y en sus dos esferas negras
se reflejan las alas de un hada verde.
¡Ella es mi musa!
Sombría,
que el alma me cobija.
Imperceptible de personalidad
pero es la gracia
de mi canto.
A veces me dice:
¡yo soy el olvido!
Y otras veces me dice:
¡yo soy el recuerdo!
Y entre eso y lo otro
en su amor inconstante
me quedo dormido.
¡Dulce mía!
fuerza de mi volcánica pasión
dime sin la pena que te acosa
si quieres de este pobre
su amor encendido,
porque estoy preso
en la concupiscencia
de tu carne.
tienes mi vida
y mi conciencia
y aunque tu amor
me es inmerecido
no culpo de su flecha
al cupido
sino al amor
y su inocencia.
¡Oh musa!
Tu que flotas amor mío
entre tus aguas,
y que buscas entre versos
tu esperanza
deja por lo menos
por mi rima ser besada
y así no muera el gozo eterno
de tu alma.
No se turben nuestras vidas
en las grises
amarguras,
sino que a través de estas ternuras
sin heridas
brote la sonrisa alborotada
atreves de nuestra fe enardecida.
Abed Hassan
14-09-2019
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