Prefiero mi soledad,
al macabro sueño
del resentir humano,
prefiero el rumor del mar,
antes que el insolente grito de la noche,
que apaga el instante... ,
la palabra...,
prefiero caminar en silencio, mientras el aura
enciende la luz de un nuevo día
que se abre a la vida;
prefiero el silencio,
que mudo... frágil...
ensimisma la voz
serena del caminante
de sombras y largos
amaneceres y atardeceres
que vislumbran la belleza
y la grandeza del alto cielo,
que entre las nubes canta,
que entre el todo y la nada,
abraza la dulce voz,
que subyuga al pensamiento
y adormece al sentimiento,
entre la oscura soledad
del hombre,
que taciturno
en su mundo avanza,
tras el elocuente sueño
del sentir humano,
de la luz y la penumbra
de la voz ... su silente palabra tácita,
que entre los árboles
mece la rama de la vida.