Muere el Amazonas,
muere la selva y el río,
muere el pulmón del mundo,
el aire y también el respiro.
Muere la tierra y su pulso,
muere con el corazón herido,
muere con la fé en la vida
y agoniza el sueño perdido.
Muere la humanidad toda
en las llamas del olvido,
muere en el fuego insolente
de un infierno de egoísmo.
Muere el Amazonas en su tumba,
sin lágrimas desbordando el rio,
muere bajo un cielo verde florido
el último paraíso nativo.