Antonio Zermeño.
Adiós tristeza.
Cuando la tristeza me amordaza
Y el amor reclama un corazón herido,
La vida se me hecha encima como castigo,
Y la melodía del silencio me abraza.
Mi fuerza flaquea...
Mi voluntad flaquea...
Mis ojos contemplan la oscuridad,
Y mi mente distante se encuentra.
Mi alma al mundo está anclada,
¡Maldito amor, lleno de materialidad!
Caigo a la soledad perpetua...
Caigo a la condena perpetua...
De pronto la llave entra en el pórtico,
Y la puerta se abre reclamando soledad.
Tú amor me premia y me abraza,
Y los corazones danzan al ritmo palpitorio.
Mi fe acrecienta...
Mi fuerza acrecienta...
Mi nariz festeja tu olor a rosas,
Y mi mi mente el camino encuentra.
Mi alma a tu alma está anclada,
¡Bendito amor, lleno de generosidad!
Caigo en tu amor perpetuo...
Caigo en tu compañía inmediata...