El hombre sigue el sendero,
uno que conduce al infinito,
Hasta las nubes blancas
En catarsis, en expiación
Viviendo un dolor profundo
Una rebeldía ante la muerte
En Negación a una despedida definitiva
sus lágrimas caen a raudales,
Humedecen el camino,
y la hierba reverdece, el manantial revive,
un caballo relincha y se une a su protesta,
Las frutas aún verdes se dejan caer
Se ofrendan a la tierra, honrando el duelo
Que rompe el corazón de aquel hombre en soledad.
Los linderos se abren y dan paso al amor.
Que fue de una mujer y ahora se desborda en llanto,
Que brota en el jugo de la caña, que se inmola en el trapiche
Un amor que se eleva al cielo y regresa
convertido en lluvia que sana, que limpia
Un amor que es Luz e irrumpe en la tinieblas
Muestra el amanecer, y la esperanza en el nuevo dia