Loba esteparia

Livianidad

Lo únco sólido y consistente que tenemos es el cuerpo.

El resto que nos hace ser, es material gaseoso, y escaparía de no ser por la cárcel corpórea.

Cuanto más ahondas en un indivíduo, te das cuenta de lo volátil que es la certeza, sobre si una es una misma siempre, o un amasijo heterogéneo de actitudes, de idas y venidas, de decisiones. Es casi letal comenzar a pensar cuan superficial es lo escrutado del interior de otras personas.

Miras a otros ojos y a veces ves esferas gelatinosas sin expresión,

y otras veces ves confesiones asomando. Un grito mudo, una señal de rescate. Un secreto fatal cobrando forma. Las ansias de revelar, rodeadas de un misterio turbio como una ciénaga encapuchada de noche.

¿Y acaso será que hay una fuga de ese \"material gaseoso\" ? Una diminuta ventana que se abre y da a un abismo. A un foso de llantos.

Así es como una misteriosa energía nos atrapa para mirar de más cerca.

Y cuando te has acercado lo suficiente, y la curiosidad llega a su punto álgido: \"clic\", te desmoronas, rendida al deterioro por el esfuerzo.

Tiras la toalla, deshechas la irresistible idea de abrir la ventana con tus manos.
Podrías destruírla.
Perturbarla.
Desestabilizarla.

Podrías acabar con todos esos elementos inconsistentes que son custodiados por un frágil cuerpo, un cuerpo destinado a ser mutilado por el resto, que camina triste y vago por el mundo.

¿Son los ojos ventanas? , ¿o barrotes...?