Classman

EL ÚLTIMO OCHO MIL

 

Cuando hago un ocho mil

me siento cerca del cielo,

me encomiendo siempre al ir

y lo afronto como un duelo.

 

Quise probar otra vez

pero ya no fue lo mismo,

un alud inesperado

fue arrastrándome a un abismo.

 

Un viento fuerte del norte

y la nieve no cesaba,

metido en aquella sima

el frío me congelaba.

 

Una asfixiante presión

mis pulmones bloqueaba,

las manos no las sentía

la imagen se me borraba.

 

Al límite de mis fuerzas

al señor me encomendaba,

sin poder hacer la cumbre

sentí que todo acababa. 

 

                                          J.Piñeiro