Todos los días, tomo unos instantes de mi vida, y me siento frente a esta libreta...
Deshojada por la mala costumbre de arrancar las palabras que nunca serán suficientes para ella.
Y esta no sera una excepción, acompasados mi respiración y la velocidad de mi mano sobre la hoja, las palabras bailan un vals parsimonioso, en el que al final mis pulmones dejaran salir un suspiro al verla y mis manos se pasmaran sin saber plasmarla...
Lento...
Me pauso en un nuevo baile y arranco la hoja antes de que llegue a desperdiciar mas de la poca tinta que me queda en el alma.
Aquella alma que tonta e ilusa me a dado cientos de palabras que aun no son ni meramente suficientes de que ella se digne en mirarlas...
Su brillo fulgurante opaca ferozmente a la insuficiente luz que ilumina mis ojos y sale de mi.
No puedo dirigirle la palabra, mirarla o si quiera rozar con mi vista el borde de su belleza...
Y aun menos podre sacarla de mi.
Noto cuando anda cerca, como si hubiera una luz fascinante en las cosas, y disfruto al estar cerca...
El aroma de ese perfume que tanto le encanta, su afinada voz , desgarradora para mis desentrenados oídos, el brillo de los rayos del sol en su pálida piel...
Todo esto y todo aquello que no e podido nombrar acompañado de lo hermoso que parece el mundo cuando ella esta al alcance de mis ojos.
Su presencia se clava en mi como la espina de un rosal, llega hasta mi alma y se enraíza sin dejar oportunidad a querer sacarla...
Yo sin querer admitirlo, y ella aun sin saberlo...
Acordamos que seria enteramente suyo, sin que ella fuera nimiamente mía.
Y así, inalcanzable, la elevo en el pedestal mas alto que me permite construir mi desdichado corazón.
Dejándola al alcance de mis ojos pero nunca al de mis manos o mis palabras.
La vuelvo onírica con solo pensarla, aun que ella solo sea una chica cualquiera en un sórdido mundo...