Te quedaste… en mis pensamientos,
desde aquel día, que tú me besaste,
siento tu aroma con los vientos,
y en las flores… tus dulces labios.
Las melodías de las aves,
deleitan a mi alma en tu ausencia,
¡estas tan lejos de mí!... y lo sabes,
pues yo aquí, necesito tu presencia.
El almíbar de tu boca fresca,
lo siento, cada vez que beso a la flor,
de sus pétalos disfruto su ternura,
y del rocío… las mieles de tu amor.
Eres; y serás por siempre el jardín…
el prado y mi manantial… tú mi luz,
desde siempre, hasta el fin de los tiempos,
toda mi vida, mi mundo eres tú.
Cada noche, en el silencio de mi alcoba,
nuestras almas se encuentran,
y se funden… cual dos seres infinitos,
en una sola nube, un alma…
la melodía que nunca se acaba.
© Autor:
Eleuterio Domínguez Torres
(Luchito)
Perú