Tuve tu aliento, tu sudor,
Tu respiración en mi oido
Me estremeció.
Tus manos hábiles
Tus labios tibios
Hicieron prisionero
mi clítoris castigado.
Firme como soldado
Sentí tu sexo y tu pasión
Y ese delicioso dolor
Que al despertar confirma
Que no fue un sueño,
Que por dos horas
Fuiste mi dueño
Y fui yo dueña
de tu calor