Desde tu balcón lo veo en la barranca.
En el atardecer lumínico.
Lo oigo en el canto de la primavera.
Desde el velo de novia con su mantilla blanca.
En el contraste del graznido cínico
del chanate que picotea la madera.
Se nota su presencia en cada planta.
En el tenáz sumbido de la cigarra.
En los mil perfumes de las flores.
En la humedad que del fondo se levanta.
En la fuerza del musgo que se agarra
a la ladera que transpira sudores.
Lágrimas de mi madre la naturaleza.
Lo percibo en el brillo de tus ojos.
Se escucha en los ruidos y latidos.
Está también en el alma del que reza.
En el tabachín con sus ramos rojos.
En la casa de los pájaros, sus nidos.
Lo inhalo en la tibia brisa.
Allí está en el silencio, en la quietud.
En la sonrisa de aquél niño
que por la barranca corre tan de prisa.
Y en el sentir lleno de beatitud
de la madre que lo espera con cariño.
Está en el calor de tu saludo,
cuando tu mano con ternura tomo.
En el gozo cuando ya me ves.
Está en todo lo que aludo,
veo, huelo, oigo, toco y como.
Desde siempre desde antes y después.
En el movimiento de los astros.
En el sentimiento mutuo de los dos.
En la luz de la luna llena.
Con el majestuoso vuelo del albatros.
Cuando me hablas en el timbre de tu voz.
En lo tranquilo de la tarde plena.
En mis lágrimas por tu partida.
En tu último beso en el que pienso.
Donde el amor fluye en caudales.
En ti que eres toda una vida.
En el universo inmenso.
En los mundos de materia y espirituales.
¡En todo se penetra!
¡En todo…está Él!
EL POETA DL AMOR
MÉXICO