“Mis nietas me dan consuelo.”
De verlas, ya tenía ganas,
se renovaron mis canas,
por fin, pude “apapacharlas”,
abrazarlas y besarlas.
Se me colgaron del cuello,
fue un momento, puro, bello,
lloré, no pude evitarlo,
no me apena, el expresarlo.
Mi corazón, casi, explota,
la dicha bien que se nota,
el júbilo, . . . indescriptible,
tanto amor es perceptible.
Pude darles “sorpresitas”
a mis lindas nietecitas,
jugamos juntos, paseamos,
bien tomados de las manos.
Otra vez, sentí la vida,
pues, restañaron mi herida,
curaron el desconsuelo,
soy el más feliz abuelo.
De dos niñas, muy hermosas,
princesas, maravillosas,
que están metidas en mi alma,
cuya ausencia, me desarma.
Hoy, por hoy, más las valoro,
por eso es que, a Dios, imploro,
que siempre me las proteja,
cuando, de mí, . . . las aleja.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda.
Ciudad de México, a 28 de agosto del 2019
Dedicado a mis nietecitas, Marijose y Mayté, ambas de apellidos Rodríguez Ramos . . .
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