Aquí estoy escribiendo de nuevo, jugando a ser escritora, poetisa o artista.
Aquí estoy, con mis padres enfrente, mis hermanas ausentes y pensamientos eternos sobre lo que realmente quiero, soy y deseo. Entre otros tantos de temas al azar.
Lamento de antemano aquellos comentarios no respondidos, los leo y los estimo, pero tengo un problema; no soy muy buena a la hora de contestar lo que sea, siento que está mal lo que diré y quizás así sea, me lo guardo para mi aunque a veces duela. Fin.
Inicio nuevamente, más pensamientos presentes, que si no los dejo ahora tal vez no me dejen dormir, mentira, nunca me dejan dormir aunque lo extirpe de mí. Fin.
Ahora les compartiré algo que escribí hace un tiempo, algo que le conté sobre mí a alguien de este maravilloso portal, lo comparto porque quiero y deseo me conozcan un poco más. Fin.
MIEDO.
Del latín metus
Una de las razonas por las que a veces muchos callamos, por las que dejamos nuestros sueños, nuestras cosas. Miedo, constante y enorme cual boca de lobo.
El miedo nos paraliza, nos consume y nos lleva a olvidar nuestro ser, nos transforma en otros, nos mantiene atados de manos y pies y nos olvidamos.
Tengo miedo a todo, miedo a lo que creen de mí, a lo que no creen, a salir y ver el mundo en ruinas de repente, a caminar en la calle, a los insectos, al amor, a confiar, a mis padres, hermanas, amigos y familiares, tengo miedo a lo que les puede llegar a pasar, a lo que me puede llegar a pasar, a quedarme sola y a estar acompañada, a veces le temo a los perros, pero tengo cuatro en casa, a las sombras, a ti, a lo que escribo, a lo que creo, a la sociedad en general, le temo al mañana, al hoy, pero sobre todo le temo al abandono y al olvido, esos dos son y siempre han sido mis peores enemigos. ¿Por qué? Si nunca me han abandonado, olvidado… no lo sé, solo tengo miedo.
Miedo, miedo, y más miedo.
¿Le temes a algo?
A lo mejor te preguntes a que viene todo esto.
Todo esto viene para que me entiendas, para que comprendas por qué no soy libre, respuesta fácil, el miedo me retiene.
Es sencillo, si el miedo me retiene, pues no puedo amar.
Para que comprendas por qué confiar no me resulta fácil, ni ahora ni nunca.
No es tan fácil el confiar y el amar, para amar hay que ser libres, pero para confiar hay que amar y yo no amo, claro que no. Lo he hecho antes siempre terminaba herida.
Yo solo quiero, quiero a mi familia, a mis familiares, a mis amigos, a mis amores, a mis TODOS. Si, a mis todos, puesto que quiero tanto y a tantos, pero amo tan poco. ¿Entiendes?
Repito una última vez, MIEDO.
Me temo a mí misma ya sabrás lo que conlleva: Cero libertad.
Estoy a 69 grados bajo cero.
Así que lo siento, no puedo, no puedo ser libre.
-Limoneyes.