Ya es de noche. Ya es la hora de los sueños.
La luna se ha escondido prontamente
y en la hosca oscuridad, país sin dueños,
la llovizna desciende lentamente.
Ya es de noche. La niebla está extendida.
A cada son del viejo campanario
una gota de tango cae herida
en el manto agrisado y lapidario.
La mano de un soneto sin certeza
me ha instado a transitar por la vereda.
¡Qué silencio espantoso, que tristeza!
Nadie queda en la calle, nada queda.
Con el frío anudado a mi vestuario
regreso junto al verso solitario.
Derechos reservados por Ruben Maldonado.
(Safe Creative Registro Propiedad Intelectual 1307295496273)