La vida, en sus oscuras marmitas,
terciopelo cruento, aves o mariposas,
contrae nupcias siempre con lo proscrito:
en cárceles, en presidios, en numerosas
fortalezas, entre gorriones invencibles,
entre páramos insaciables, la vida emite
su grito ruidoso entre la multitud agazapada.
En bellos jardines, en latitudes indefensas,
entre claudicaciones de luz, la vida desgarra
sus telarañas llenas de nervios.
La vida, en sus oscuras marmitas, golpea
con sus quejumbrosos labios, la llama del beso,
hasta llegar a la muerte conjunta de labios,
llamas, besos y contactos.
©