CON EL TIEMPO YA VIVIDO
Tiemblan las hojas del libro,
donde se escribe la Historia.
Vibran las notas asíncronas,
que aletean como gaviotas,
de los procelosos hechos,
que conforman la memoria.
Y al temblar, se va quedando,
sin voz la vida que brota.
El tiempo pasa las hojas,
con los dedos del azar
y las vidas se retuercen
entre cuerdas y espasmódicas,
en busca de la verdad.
Temblor de lívidos labios,
que en las palabras del aire,
sin pronunciarse se quedan,
como notas al socaire,
de quienes se van y llegan.
Tiembla la vida que pasa,
cuando se queda en quimera.
Borrones entre los trazos,
que se escriben en el sueño,
audaces o reprimidos.
Oscuridades que nacen,
de cada sutil aliento,
emborronando las líneas
nacidas del sentimiento.
Grises o descoloridos,
los hilos del pensamiento,
se van atando a los hechos.
Se estremecen los sentidos,
cuando el amor los descubre,
Y al unísono se unen,
como el dolor al olvido.
El resplandor a la sombra
o el amor a lo vivido.
Así el amor va empapando,
cada piedra del camino,
cada minúscula fibra
de cada instante sentido.
Una tumultuosa corriente,
que arrastra todo consigo.
El tiempo sigue escribiendo,
con firme pluma el destino,
aunque la vida que pasa,
temblorosa hace camino.
Con sus inefables letras,
marca su impronta en la piel,
con la terquedad de un niño.
Líneas torcidas o rectas,
como surcos en las manos,
como desgastados libros,
que el tiempo deja sin brillo.
Letra a letra,
signo a signo,
la vida se va escribiendo,
con el tiempo ya vivido.
A.L.
http://alupego.blogspot.es
30/08/2019