¡Ríen los semáforos!
y dan paso,
al verde fulgor de su alegría,
camina de su brazo,
y el obscuro mundo de su ayer,
se ha vuelto, día.
Sus ojos: linternas, que lo guían
su boca: esa brújula que ansía
¡Le dió su claridad,
su amor,
su vida!
Clavó en su corazón, la luz divina.