Eso, eso es una congregación
que invoca
el pecado que mata la nación.
¡La maldita corrupción!
que sentencia al infierno la ilusión,
ilusión que se calcina en brasas de desesperación.
Él terruño grita:
¡Cadena perpetua a la corrupción¡
que por años con hipocresía a profetizado
el sacramento de la reconciliación,
que con fe al dinero a sobornado a la religión.
¡Crucifiquen a la corrupción!
que con migajas de hostia a evangelizado
a los hombres de buen corazón.
¡En nombre de Dios que muera la corrupción!
que engaña a los mesiánicos con rezos de ambición.
¡Y si ha de ver resurrección para la corrupción!
que sufrague la factura de su traición,
si han de darle el perdón, que le den también extradición.
Para que se largue con ella el culto electoral,
esa voz angelical que asesina la prosperidad,
nomás misa burócrata que persigna
y bautiza a los pudientes,
mientras el pueblo,
la gente,
se arrodilla infelizmente.
Miércoles 14/Agosto/ 2019