Pocas almas pueden decir:
Y te hiciste realidad, mi gran sueño.
Contigo toqué el cielo.
Con nadie, nunca, me había sentido tan feliz y nadie, jamás, me había despertado tanto deseo.
¡Qué más da este nostálgico final si la vida me otorgó la oportunidad de sentir y habitar en el dulce rincón de tu cándido pecho!
Ahora se pone a llover y todo enmudece.