Vivir con la conciencia tranquila. Morir en la fructífera paz. Sin que se note en tu faz. La parca solo a los locos encandila. Que quede tu última obra pendiente. Como el cielo a punto de abrirse. Como el músico que no quiere irse. Porque de su amor es aún dependiente. Los árboles las cuerdas y las voces. Componen la música celestial. Nos quedamos en este paraíso terrenal. Muestranos el mundo que solo tu conoces Vamos a pasear por la nueva tierra. Habitada por maravillosos duendes. Que solo tú a ellos entiendes. Acabemos de una vez con la absurda guerra