¿Recuerdas aquella tarde de calor inhumano
que nos acercamos a una agradable fontana,
ubicada en medio de una alameda lozana,
tú y yo los dos juntos asidos de la mano?
Era una de esas tardes de inicios del verano:
entre el ramaje cantaba la cigarra arcana
y fluía a través de los juncos el agua ufana
que logró atemperar aquel fervor temprano.
Los dos tendidos bajo la placentera sombra
dejamos vagar la mirada por el ramaje
mientras nos dijimos dulces palabras de amor.
Entretanto tú te giraste en la verde alfombra
cuando intenté en la fresca umbría del boscaje
estampar en tus labios un beso con ardor.
Canciones de amor.