No sé cual es la mayor desgracia. Si estar ciego o sordo. O si es mejor flaco que gordo. Ninguna de las dos tiene gracia. El sordo de la mágica voz no se entera. El ciego no distingue la luz de la sombra. El sordo no oye su nombre si se nombra. Pero ambos sienten el aire de la ventolera. El ciego con sus manos tienta. El sordo ve lo que no escucha. Ambos viven la eterna lucha. No vale que ninguno de ellos mienta. El ciego pinta con la imaginación. El sordo escucha en el silencio. Ambos sufren el doloroso menosprecio. Los dos sienten con el corazón