Confío en Tí, en esa mirada que emana pureza. Cuando tocas y abrazas mi alma, cuando cubres mis sentimientos y me entregas ese bálsamo que aleja mis temores y sanan mis heridas. Confío en Ti al meditar en la belleza del corazón arrepentido y verte en la ternura de los niños que te sonríen indefensos. Cuando busco explicación para la maldad que hay en el mundo y cuando te acusan de todo lo que pasa, pienso con tristeza que no te conocen.
Si los seres humanos lleváramos pedacitos de cielo enclavado en nuestro ser, las cosas serían tan diferentes. Muchos mencionan tu nombre sin conocerte íntimamente y los inocentes en su ignorancia te culpan a pesar de que para ellos no existes. Te sientan en el sillón de los acusados, te reclaman sin derecho y sin temor.
Yo, seguiré confiando en Ti, aunque te pongan en frente de mis ojos denigrando Tu nombre. Seguiré creyendo que un día pondrás todas las cosas en su lugar y que habrá mucho llanto al descubrir lo equivocados que estában. Han usado Tu nombre para matar, destruír y separar naciones. Pero, también hay quienes te llevan escrito en sus acciones, en sus palabras, en sus ojos, que hablan con limpieza. Muchos, sólo miran lo malo y prefieren ignorar lo bueno, porque han quedado ciegos y se revelan torpemente. Les da miedo conocerte, les da miedo pensar qué hay una línea fina entre la vida y la muerte. Seguiré confiando en Tí, aunque el sol deje de brillar o la luna deje de existir. Aunque el mar desaparezca y las nubes no aparecieran más, aunque se derriben los montes y todos se alejaran, Yo, seguiré confiando en Ti, porque Tu no eres culpable, eres inocente. Cruzaré el espejo y mi reflejo quedará en una parte de tu alma.
Alfa y Omega
Eres alfa y Omega,
principio y fin,
Santo es Tu nombre,
tesoro preciado y tan despreciado,
tan amado y tan odiado,
Dios mío....Tu lo sabías,
te rechazarían muchos
y harían mofa de Tu Santo nombre,
nos advertiste Señor que Tu cruz debíamos cargar,
¡pero cuanto cuesta a veces Dios mío!,
¡cuántas lágrimas hay que derramar!,
benditas lágrimas endulzadas con tu miel santa
hermosean el rostro, hacen brillar los ojos,
y limpian mi alma acongojada.
Dios poderoso, Dios de paz, Dios de mi vida,
eres la sal que a mi esperanza conserva intacta,
esperando con ansias tu venida,
mi alma te alaba, mi alma en ti descansa.
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