El chico pregunta
con mucha inocencia,
espera que alguien
le pueda contar,
donde van las almas
de los poetas muertos,
y el padre que escribe
se pone...a llorar.
Supongo le dice
que irán a una estrella,
que brilla por siempre
y no se apaga jamás,
pues el brillo de estas
crearán sin pausa,
muchos lindos versos
que en el cielo...leerán.
Vivan los que tienen
ya desde la cuna,
un futuro cierto
pensar en los demás,
esto no supone
que sean distintos,
su destino cierto
al mundo...alegrar.
El niño muy dentro
dice por lo bajo,
cuando sea grande
seré un escritor,
lo haré para aquellos
huérfanos de todo,
les daré poemas
y habrá...mucho amor.
Mientras tanto el padre
lo mira orgulloso,
si dichoso ha sido
al verlo crecer,
después de escucharlo
se dice hondamente,
mi estela es su sino
mi esperanza...es él.
Mientras tanto gasta
inocencia a raudales,
tras de una pelota
la vida es color,
pero ya lo sabe
que pasado un tiempo,
será un poeta
que apostará…al amor.
Boris Gold (simplemente…un poeta)