Shhhh, llegó la noche,
presurosa encapotó el cielo de estrellas,
Entre el piso de vegetación silvestre,
Dos jóvenes,
Dos amantes,
Se juran amor eterno.
El le hace a ella una guirnalda,
Le susurra al oído su amor proscrito,
Alejados del mundo,
Juez y jurado,
No entiende que en el amor,
Las leyes del hombre no se acatan,
Solo las del corazón se sigue.
Ella le promete seguirle,
Y con un beso tímido,
Sellan en un pacto su amor.
Infinitesimalmente se vuelven uno,
Como el átomo y la molécula,
Mientras el viento con su silbido,
Habla y eleva proclama,
Lo que ha unido el amor,
no le puede separar mortal alguno.
Alexander Perdomo
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