Jesús Oscar Ugalde

Definición incompleta

¿Qué eres (no te preguntó “quién”, porque es más amplia tu definición: no eres solo una persona o entidad que pueda precisar de manera semejante, a pesar de serlo, te acompaña un mar de nuevos descubrimientos, riñas, amaneceres, risas, dolores, tentaciones, tu cuerpo exaltado, perfume de los mejores momentos. Entre tanto que se podría describir, la conclusión que mereces: eres de cierta forma un todo)?

 

Si cruzaste un puente con el mismo nerviosismo que me penetraba, lasciva e inocente, como incólume mujer, te descubrí caudal de mis revuelos, reflejo de las feroces rondas de mi cuerpo,

Eres lo mismo que yo.

 

Si te miré expectante, a una distancia que se redujo hasta parecer los dos uno solo, como segundos inmovilizados, como transeúntes sosegados, nervios eclipsados, apetito intemperante,

Eres lo mismo que yo

 

Recordando tantos precedentes del microuniverso: nuestra historia, recordando lo que ya pasa desapercibido, o recordando en suerte tu sinceridad, o el llanto-júbilo después de amarnos tanto y tantas veces, aquí haré un paréntesis para decirte cuánto amo el simple instinto que nos lleva al placer carnal, pleno y transparente.

Eres lo mismo que yo 

He tocado tus cabellos, tu boca de carmín adorno, tus mejillas cuando encomiendan la luz del medio día, y esperar tu bendita y amada risa.

Eres lo mismo que yo.

Tu lecho brindas a mi errabunda quimera, te refugias cuando te has transformado tanto desde… Vive en nuestra fantasía, vive con mi amor de lobo increpado y ermitaño corazón que no te conocía (cuando no te conocía).

Eres lo mismo que yo.

Si me he extender a responder qué eres, terminaré el propio día de mi muerte (aún no lo sé y cada momento pienso y deduzco más para aproximarme a una definición infinita) y será más por no poder seguir siendo menester que por haber terminado mi bendita cuesta.