Te vi caminar y de repente, se dibujó tu imagen en mi mente,
te vi sonreír y tu sonrisa se apoderó de mi alma,
Te oí hablar y escuché como el mar se venía a mi orilla,
Y de pronto... todo tú estabas metido en mis días,
En mis pensamientos y en mis sueños,
como bella pesadilla en una noche ya sin tinieblas;
Te vi y el cielo comenzó a resplandecer de una hermosa
Luz color miel y mis manos comenzaron a dibujarte
sobre el lienzo de mis deseos,
Mis labios ansiosos comenzaron a añorarte sin recelo,
Comencé a divagar por el camino de tu ensueño
Y me metí en tu mundo, que, sin saberlo,
tú por lo menos, Lo consideraba tan mío,
desde que te vi en mis ojos y comencé a amar tu universo,
Que desde ya comenzó a vestirse de color cielo,
Y en él, recorrer tus llanuras, tus senderos, tus valles,
Todos tus terrenos, comencé a prepararme para tu encuentro;
Miré tus ojos y conocí la hermosa oscuridad del sol en un ocaso
y tus brazos los vi como enredaderas
que quisiera tener en mi regazo.
DOMOTA