Me encuentro en un tribunal,
No se donde carajos estaré en un par de días más,
Pero me arde, y también entiendo,
Que me place,
Al final de cuentas esto me es, deseable.
Si es por ti, apuesto mi libertad,
Y que pase lo que pase.
Te aguardo en un rincón de mi mente,
Y me uno al desastre.
No te aplaudo la circunstancia pero en esta,
Te veo loable,
Diosa aclamada de mis más profundos rezos.
De esta, si salgo,
Acudo por completo a mi destierro.
Intento no forjar ningún auge de sentimiento,
Pero esos ojos tuyos que me miran tan particularmente
Me hacen amarte, y luego sentir todo funesto.
Esa atención tuya,
Que a lo lejos solo grita “lo lamento”,
Me hace esclava, de todo lo que por ti siento.
Apiádate de mi,
Que hoy, después de todo, ya soy silencio.
Y por favor...
¡Huye pronto ya de mi!
Que me agoto por tus dulces labios,
Y tú boca de tanta experiencia.
Si te imploro una vez más,
Solo tenme paciencia,
Que espero saber olvidarte
O por lo menos disimularlo con mejor ciencia.