Dos piélagos profundos son tus ojos bellos
que me enamoraron desde el día en que te vi
y ya no podré soportar la vida sin ti,
porque mi existencia será anodina sin ellos.
Fascinado me quedé con sus verdes destellos
cuando por primera vez a tu lado acudí;
no tengo palabras que expresen lo que sentí
ni describan el fulgor que emana de aquéllos.
Son dos verdes gemas que irradian en tu cara
sutiles átomos llenos de luz y color,
son las dos esmeraldas que iluminan tu faz
y expanden por doquier tu belleza preclara.
¡Oh divina beldad!, no incrementes mi dolor.
A tu lado me sentiré dichoso y en paz.
Canciones de amor.